Hace exactamente un año que el robot Curiosity amartizó en el planeta
rojo. Estos son algunos de los hallazgos más importantes que ha
realizado durante estos doce meses de exploración.
Radiación. En
el transcurso de su vuelo hasta Marte, el rover Curiosity fue
registrando la radiación cósmica y solar que actuó sobre la nave. Los
datos han permitido calcular que, con los sistemas de propulsión y
protección actuales, la dosis recibida en un viaje tripulado de ida y vuelta al planeta rojo rondaría los 0,66 sievert. Las agencias espaciales proponen que las tripulaciones no superen dosis de 1 sievert.
Moléculas orgánicas. Las
muestras que tomó en febrero en las rocas sedimentarias del antiguo
lecho fluvial de Yellowknife Bay, la zona del Crater Gale donde ha
estado operando Curiosity ,contienen azufre, nitrógeno, hidrógeno,
oxígeno, fósforo y carbono, ingredientes esenciales para los seres vivos
que hacen que la posibilidad de vida marciana pasada no se descarte.
Ríos. El
descubrimiento de conglomerados –roca formada por una mezcla de piedras
y arena– en los sedimentos del cráter marciano Gale, así como de
guijarros redondeados parecidos a los de los ríos terrestres, revelan un
pasado acuoso del planeta rojo. Los científicos han estimado que el río
marciano en esta región debió de tener entre 0,3 y 90 cm de
profundidad, con una velocidad del agua de entre 0,2 y 0,75 metros por
segundo.
La atmósfera. Marte fue un planeta muy
parecido a la Tierra. Tanto que tuvo una atmósfera densa que pudo hacer
de su superficie un lugar húmedo y cálido. Pero hace aproximadamente 4.000 millones de años comenzó un proceso gradual de destrucción de esta atmósfera
a manos del viento solar hasta dar lugar al planeta seco y desolado que
es hoy. En la actualidad, el dióxido de carbono es el gas predominante
en el aire marciano.
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