miércoles, 10 de julio de 2013

La guerra contra las especies invasoras

La flora de Canarias y California es cada vez más parecida. Unos 9.200 kilómetros los separan, pero comparten más especies que hace cincuenta años. En este mundo globalizado, los invasores biológicos campan a sus anchas. O, al menos, eso intentan. Todos ellos se caracterizan por encontrarse fuera de su área natural de distribución y haberse adaptado al nuevo entorno. Al hacerlo, carecen de enemigos, se liberan de las enfermedades propias de sus lugares de origen y se vuelven más fuertes que los nativos. El aumento del transporte de personas y mercancías por todo el planeta permite que viajen sin apenas trabas, ya sea de forma accidental o intencionada, como las plantas ornamentales o las mascotas.
Para poner freno a los daños medioambientales, sanitarios y económicos que causan en España, un Real Decreto aprobado en 2011 creó un Catálogo de Especies Exóticas Invasoras y un Listado de Especies Exóticas con Potencial Invasor. Así se reconocía que un ser vivo hoy inofensivo puede provocar un impacto mañana. Los animales y plantas incluidos en el Catálogo se habían demostrado como invasores, mientras que los del Listado apuntaban a serlo, por lo que debían ser vigilados. En cualquier caso, todos los censados en ambas disposiciones no podían ser ni comercializados ni introducidos en los ecosistemas españoles.
Ahora, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ultima un proyecto con el que regulará el Catálogo y eliminará el Listado. En el lugar de este último figurará un artículo para que las comunidades autónomas y la Comisión Estatal de Patrimonio Natural y la Biodiversidad elaboren una relación de especies sospechosas. Aunque está previsto traspasar algunas de las que se incluían en el antiguo mecanismo de vigilancia, más de 200 se quedarán fuera.

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